Al llegar al trabajo me encuentro con esa persona que me recibe con una sonrisa. Recibo un mensaje dónde un amigo o amiga me dice: “¿Q tal va todo?” . En la ciudad, consigo aparcar enseguida. Mi hijo pone la mesa sin necesidad de pedírselo 20 veces. O simplemente hace un día maravilloso. Todas estas situaciones, son situaciones sencillas, y como toda situación, provocan una emoción.
Podemos sentir alegría o sorpresa, son emociones que nos hacen sentir bien y disfrutar de esa experiencia. Pero también podemos sentir gratitud, la gratitud es mucho más que una emoción, una emoción que nos ayuda a ver lo bueno que nos trae la vida, es estar agradecido ante lo que tenemos y ante lo que nos ocurre. En ocasiones, esto se torna difícil, damos por sentado las cosas buenas que tenemos, y nos centramos en aquello que no tenemos o en lo malo que nos ocurre. Se trata de ver el vaso medio lleno, se trata de querer expresar, agradecer a los demás y a nosotros o nosotras mismas aquello que nos ha hecho sentirnos felices.
Porque dar las gracias nos hace valorar y conservar lo que ya somos, lo que tenemos y lo que hacemos. Aumenta nuestra autoestima y nuestra sensación de valor personal, nos ayuda a afrontar el estrés y las sensaciones negativas. Esto ocurre porque nuestra mente se alegra y se tranquiliza, se prepara para emprender y tomar decisiones más adecuadas cada día. Son grandes beneficios que nos aportan felicidad y relaciones más satisfactorias.
Pero ser agradecido no es algo innato, es una virtud que debe ser aprendida y cultivada.
Podemos trabajarlo:
- Prestando más atención a aquellas cosas, personas, momentos de tu vida por las que puedas expresar tu agradecimiento.
- Repasando diariamente (también escribiendo) aquellas cosas buenas que han pasado hoy.
- Compartiendo las cosas buenas que te suceden y escuchando las cosas buenas que los demás tengan que contarte.
- Expresando gratitud a los demás.
- Experimentando el sentimiento de gratitud, pensando y sintiendo aquello por lo que afirmes estar agradecido.
La gratitud puede expresarse de diversas formas. Y el agradecer a las personas puede hacerse también de diversas maneras, pero sin duda, la más eficaz y reconfortante es el agradecer con palabras, es decir a la otra persona que estamos agradecidos por aquello que ha hecho.
Todo esto parece lógico, pero no siembre nos paramos a agradecer a aquella persona que merece nuestras gracias. Ser agradecido es un gesto humano, que reconforta a quien lo hace y que alegra a quien lo recibe.
Por tanto, merece la pena ser agradecido, ya lo dice el refranero español: “Es de bien nacidos, ser agradecidos”.
Y por eso, quiero daros las gracias a todos y todas vosotras por seguir esta página. ¡¡MUCHAS GRACIAS!!
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